Aprender idiomas a través del arte*

Aprender idiomas a través del arte*

Por: Aida Quintanar – 15 / 03 / 2022

*Este artículo fue publicado originalmente en la página del Instituto DIA

Fotografía: “Loveseat”, René Grobet.

https://institutodia.mx/aprender-idiomas-a-traves-del-arte/

Marcela Grobet es maestra de idiomas desde hace 40 años. Luego de un cambio de
paradigma en su práctica docente, implementó la metodología dia para acercar el
idioma a sus estudiantes
a través del arte. Esta es su historia de mediación.

A sus 18 años Marcela Grobet empezó a dar clases de inglés para pagar sus estudios universitarios. Desde entonces, encontraría una pasión que la acompañaría hasta la actualidad: hacer fácil el aprendizaje de un idioma. Este deseo la llevaría, durante los próximos 40 años de docencia, a explorar “maneras dulces de acercar el conocimiento”.

El 2020, con la llegada de la pandemia, representó un año de grandes retos para el sector educativo, y por supuesto que para Marcela esto no fue ajeno, al igual que muchos docentes tuvo que reinventarse y encontrar otras formas de facilitar el aprendizaje. En esta transición, Marcela dejó la Ciudad de México, de donde es originaria, para irse a vivir al estado de Morelos y, aunque no dejó de trabajar, dedicó ese año al estudio:

“Me di una especie de año sabático para prepararme y poder encontrar otras maneras de acercar el idioma a los adultos, que es el campo con el que trabajo principalmente. Fue así como empecé a tomar cursos, el primero de ellos se llamó Neurolanguage coaching, sobre la utilización y el empleo de herramientas de neurociencias aplicadas al aprendizaje. Después, tomé otro de preparación en herramientas digitales para la enseñanza de idiomas con aprendizaje acelerado. Finalmente, en febrero de 2021 cerré todo este ciclo de preparación cuando me acerqué al Instituto DIA con el curso Liderazgo educativo, en el que pude conjugar todo lo que yo era, lo que había sido, lo que había aprendido y hacia dónde me dirigía. Obviamente con muchas ganas de seguir aprendiendo, me inscribí al curso de Educar con intención, en donde conocí las teorías de Vygotsky, Otto Scharmer, Reuven Feuerstein, y así es como todo comenzó a consolidarse”, detalló Marcela.

Con todos estos conocimientos y las cualidades de mediación pedagógica que integran al arte como vehículo de mediación, las preguntas poderosas, la escucha activa y la observación atenta, por mencionar algunas, Marcela pensó día y noche cómo podía unir estas nuevas teorías para construir una nueva estrategia:

“Después de una reflexión profunda de cuáles eran mis objetivos claros que quería marcar, cuáles eran los pilares en los cuales tenía que fundamentar esta nueva forma de enseñar, lancé desde julio del año pasado las sesiones Commun-Art”.

Sesiones Commun-Art: un cambio de paradigma

Las sesiones Commun-Art son un espacio para aprender y practicar el idioma inglés y español a través del arte. Marcela nos explicó que se llaman así porque el aprendizaje se basa en tres pilares:

  • Comunicación: que el aprendiz se deje fluir en el idioma.
  • Comunidad: crear una comunidad de aprendizaje en donde los estudiantes sienta y sepan que la maestra no es la “sabelotodo”.
  • Arte: el elemento detonador del aprendizaje.

Marcela construyó esta propuesta a raíz de una cuestión, la de las similitudes y/o diferencias de comunicarnos en una lengua materna contra comunicarnos en una lengua extranjera:

“Para comunicarte en otro idioma por supuesto que necesitas las palabras para poderlas expresar pero en esa comunicación también influye tu manera de ser, tu educación en casa o en la escuela, lo que has aprendido, tu experiencia de vida, los retos que enfrentas, las formas de comunicación, entre otras tantas que yo tenía que considerar para mis sesiones, no porque yo quisiera imponerlo sino también para detonar estas reflexiones en mis estudiantes, de cómo puedo comunicarme de mejor manera y cómo puedo potenciar las habilidades blandas en mis aprendices, que ellos puedan argumentar, decidir, proponer y estar o no de acuerdo”, explicó Marcela.

Así es como las sesiones Commun-Art, además de ser un espacio para practicar el idioma, también son para adquirir habilidades blandas como la comunicación asertiva, la escucha activa, la observación atenta, opinar siempre con respeto, la flexibilidad para adaptarnos al cambio, el lenguaje para pedir u ofrecer una clarificación, para poder cambiar de opinión, para trabajar en equipo e, incluso, para superar temores que enfrentan los estudiantes:

“A veces detecto que mis estudiantes tienen miedo de hablar porque dicen que les falta vocabulario, porque no saben de gramática, porque no les gusta su pronunciación, porque piensan que voy a juzgarlos, sé que las personas tienen temores pero no quiero abordarlos directamente porque eso puede ser muy violento, así que utilizo un vehículo de mediación que puede ser a lo mejor un corto, un texto o una imagen para hablar de esas inseguridades, después lo relaciono a las neurociencias, del rapto de la amígdala, por ejemplo, o todas estas cuestiones que nos pueden paralizar en un momento determinado y así, después de dialogar, brincamos esa barrera de comunicación”.

Marcela nos cuenta que también se enfrenta con personas que tienen la limitante de hablar de sí mismas, que son muy reservadas con su vida personal, algo que representaba un reto para ella, tan solo para saber sus intereses con el idioma o sus niveles de conocimiento; sin embargo, con la integración del arte se vive otra realidad:

“Caer en las mismas preguntas de ‘qué hiciste ayer, qué vas a hacer mañana, qué comiste, dónde vives y a qué te dedicas’, se vuelve muy aburrido, entonces qué te puedo decir, el arte como vehículo de mediación abre un sinfín de posibilidades de expresión, abre las ventanas de la imaginación y abre la posibilidad de expresar mis ideas, mis sentires, mis experiencias, sin que las sienta como mías o sin que sienta ese temor de que estoy diciendo algo en lo que me van a juzgar”.

Desde julio de 2021 a la fecha, en las sesiones Commun-Art se han presentado vehículos de pintura, escultura, literatura, música, danza, cine, arquitectura, textiles, artesanías, “porque el arte es inmenso y cada conversación puede resultar muy interesante”, recalca Marcela.

Estas sesiones se llevan a cabo dos veces a la semana con un grupo abierto y son independientes una de la otra, esto quiere decir que no es necesario asistir a todas, sino que tienen la flexibilidad de que cualquiera puede integrarse o faltar cuando así lo desee y/o necesite. Además, no es imprescindible tener un nivel avanzado de inglés para ser parte, tan solo el deseo de aprender:

“Las clases de inglés cuando los llevan de las orejas no funcionan, entonces más que nada es ‘¿tú quieres entrar?, entonces las puertas están abiertas’. Tengo alumnos desde principiantes a avanzados, pero esa es la vida, siempre compartimos con gente que sabe más que yo y con gente que sabe menos que yo, en todo. Entonces los que saben menos se esfuerzan, los que saben más ayudan a los que saben menos, es una comunidad de aprendizaje y de crecimiento, eso es lo que es”, afirma Marcela.

Dentro de las reglas del juego que acuerdan en las sesiones, tales como la escucha activa, la observación atenta, el respeto o la justificación de ideas, Marcela incluyó la de “es posible hablar español pero se procura hablar inglés”, de esta manera los estudiantes tienen la libertad de expresarse cuando no saben cómo se dice una palabra pero tienen el deseo de manifestarla.

Aunque el proyecto de Marcela luce mucho más consolidado, también nos compartió algunos de los desafíos que ha enfrentado:

“La metodología dia tiene muchos retos, es un cambio de paradigma en muchos sentidos, es pensar que ya no vas a ser tú la maestra, la sabelotodo, que tú eres únicamente una mediadora del conocimiento; a veces también cuesta trabajo encontrar vehículos adecuados para la intención que quieres plantear, o luego también los estudiantes quieren compartir tanto que hay que volver a traerlos al tema central. Tengo el libro de Un camino para ser y trascender, y lo sigo leyendo, lo sigo repasando, le sigo subrayando porque quiero seguir entendiendo más, sé que necesito seguir preparándome para poder presentar todo esto adecuadamente, cada vez mejor, y mi intención es que más profesores de idiomas puedan conocer esta forma de acercar el idioma a otras personas”.

Empoderar a los aprendices

Para Marcela es muy importante conversar con sus estudiantes, plantear sus metas, sus objetivos específicos (para qué quieren aprender el idioma), sus estilos de aprendizaje y así establecer rutas y metas claras. A este proceso lo reconoce como la facilitación:

“La manera en que uno puede empoderar a las y los aprendices es platicar con ellos, decidir juntos la actividad que queremos y cómo la llevaremos a cabo; facilitar es ser esa persona que va a tomar en cuenta, por una parte, tu nivel de conocimientos y tu nivel de retos para que no te sea abrumador el aprendizaje, hablar qué es lo que tú quieres aprender, cómo te interesa aprenderlo y cómo puedo ayudarte a aprender eso que tú requieres. Creo también que el nivel más alto de empoderamiento de los aprendices es cuando ellos ya son capaces de autoaprender, en donde yo únicamente voy a ser el apoyo que necesitan para poder desarrollar y seguir avanzando en su conocimiento”.

En este sentido, las sesiones Commun-Art han progresado a un punto en el que los mismos estudiantes median las sesiones, ellos deciden el vehículo de mediación, la intención de la clase, las preguntas que quieren hacer y hacia dónde quieren dirigirlas. En este escenario, Marcela solo funge como un soporte.

“Esto es abrirse a la comunidad, y quizá no se conviertan en mediadores porque no a todos les interesa el área de enseñanza, pero a lo mejor después utilizarán estas estrategias con sus hijos, sus sobrinos o sus nietos, personas de su comunidad y eso es muy lindo para mí”.

Crecer la comunidad

Marcela nos compartió su deseo por formar un equipo de profesores que aprendan de neurociencias y conozcan la mediación dia para llevar estas estrategias a sus espacios, y que ellos a su vez puedan crear comunidad:

“Estoy promoviendo un curso de entrenamiento para profesores de idiomas porque no solamente servirá para el inglés, también para el español o para cualquier lengua indígena. También quiero ofrecer otro tipo de talleres como ejercicios de neuroconexión, visualizaciones, mindfulness, gimnasia cerebral, herramientas que nos pueden servir para calmar el cerebro límbico o aumentar la concentración, la oferta de conocimientos es enorme”, señala Marcela.

Por lo pronto, su comunidad de aprendizaje crece cada día, ella observa cómo se alientan unos a otros, se agradecen y se acompañan.

“Lo más importante que saqué del Instituto DIA es la belleza de crear comunidad, a veces uno se cierra a pensar que la metodología sólo es para las primarias o las secundarias o que únicamente tiene que ver con el arte, pero al leer las historias de mediación de la Comunidad DIA uno se da cuenta que la diversidad es enorme, que es posible trabajar con pájaros, con adultos, con comunidades de mil y un tipo, el chiste es comprender la metodología y después con toda tu imaginación adaptarla a lo que tu comunidad necesita”.

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